Toma de decisiones en creatividad

Si sabes lo que tienes que hacer, sabes cómo decidir.

Ah, las decisiones. Tantas cosas implicadas en tomar una de estas pequeñas y molestas decisiones en el mundo de la creatividad; preferencias personales, egos, cómo dormiste anoche, quién dijo qué, quién pisó a quién y quién entendió el punto... A veces parece que no hay una forma correcta de llegar a la mejor opción. Sin embargo, hay algunos pasos que se pueden seguir. Confía en nosotros, funcionan.

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1. Tener un objetivo es el objetivo
Parece bastante obvio, pero ¿cuántas veces te has encontrado con un briefing poco claro por parte de clientes que no saben qué quieren en realidad? No podemos insistir en la importancia de tener una meta fija. No hay forma de trazar un camino, un plan, sin saber adónde se quiere llegar; deambular puede estar bien si se trabaja en un proyecto artístico personal, pero cuando se trata de trabajar en equipo y llegar a una solución adecuada, el punto A tiene que tener un punto B al que dirigir todos los esfuerzos. Un objetivo es la meta.

2. La misma página es la página
Normalmente, el trabajo creativo va acompañado de un equipo creativo. Además, los equipos creativos están llenos de, ya sabes, seres humanos. Y los seres humanos son cerebros diferentes que necesitan pensar al unísono. Hay equipos muy eficaces que entienden el sentido de todo en un segundo, pero este método de trabajo lleva mucho tiempo y mucho trabajo construirlo; normalmente, los equipos siguen siendo grupos de individuos que, en el fondo, no están muy seguros de lo que se supone que tienen que hacer. Una vez fijado un objetivo, lo importante es asegurarse de que todos entienden y comparten ese mismo objetivo.

3. Dejar de lado lo que le pertenece al lado
No, no es fácil, pero los egos no tienen espacio en la toma de decisiones creativas. Y cuando decimos egos, también nos referimos a preferencias personales. Eres un activo creativo para satisfacer un problema creativo; no es tu problema creativo, sino el de otro, en este caso, tu cliente. Siendo así las cosas, no tiene sentido tomarse las decisiones como algo personal. Además, es una forma de pensar mucho más relajada en general.

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